martes, 15 de noviembre de 2011

EVANGELIZAR EFECTIVAMENTE

Cuándo nosotros vemos a personas que podrían beneficiarse de conocer a Jesús pero lo ignoran, o que necesitan su amor sanador pero no confían en el, o que están sufriendo tribulaciones pero están ciegos a la ayuda que Jesús ofrece, nosotros naturalmente queremos ayudarlos. Para ser un ministro efectivo del Evangelio para ellos, nosotros podemos aprender de la lectura del Evangelio de hoy.

Observa:

1. Jesús no se tropezó sobre el ciego y le dijo que él podría ser sanado. El hombre ciego tuvo que ir hacia Jesús. Tenemos que esperar a que los demás vengan a nosotros o que demuestren que están listos para recibirnos, en lugar de forzarles nuestra ayuda. Para conseguir su atención e invitarlos, nosotros hacemos visible que Jesús es la razón de nuestra fe, y les enseñamos como es Jesús, imitándolo. Sin embargo, ellos tienen que tomar sus propios pasos hacia Jesús. Mientras tanto, podemos poner atención a como podemos imitar a Jesús mejor y mas frecuentemente.

2. Por razón de que las personas eran atraídas a Jesús, el hombre ciego escuchó el tumulto y respondió. En todo lo que hacemos, si estamos completamente llenos de Jesús que las personas son atraídas a nosotros (viniendo a nosotros para pedirnos ayuda, para pedirnos oración, para ánimo, para recibir conocimiento, o para una amistad), los "ciegos" harán caso y comenzarán a preguntarse si nosotros los podemos ayudar, también.

3. En el momento en el que el ciego inició su petición de ayuda, Jesús dejo lo que él hacía y le dio al hombre su atención completa. Tenemos que estar dispuestos a darles nuestro tiempo y completa atención a los demás en el preciso momento que ellos están listos para experimentar a Jesús. Nosotros no debemos de desperdiciar las oportunidades que ellos nos dan, aunque esto no sucederá en nuestro horario (el ministerio es raramente conveniente, pero siempre es el tiempo perfecto de Dios).

4. Sólo cuando el ciego "se acerco" a Jesús él escuchó la invitación para recibir la sanación. El escuchó: ¿"Qué es lo que quieres que yo haga por ti"? Cuándo tú haces esa pregunta a los que son atraídos a ti, es Jesús el que está preguntando por medio de ti. La respuesta que ellos te den es lo están listos para recibir de el.

5. Cuándo el hombre le pidió la vista a Jesús, él recibió las dos, la sanación física y la espiritual. Jesús lo afirmó señalando que había sido la fe del hombre lo que lo había salvado. Cuando nosotros damos ministerio a los demás, nosotros los ayudamos más efectivamente cuando reconocemos y afirmamos lo bueno que Dios está haciendo dentro de ellos.

Es imposible forzar a alguien a cambiar. Nosotros no hacemos que el ministerio suceda; nosotros sólo podemos tomar parte en el ministerio que Dios ya está llevando a cabo en sus vidas. Para tener éxito, nosotros debemos observar primero donde se encuentran los demás en su viaje de fe. Después los invitamos a buscar lo que Dios quiere darles. Si ellos toman el próximo paso a la fe verdadera, esta fe los salvará.


Reflexión de Las Buenas Nuevas Lunes de la Trigésima Tercera Semana del Tiempo Ordinario

No hay comentarios: